No éramos muchos los que estábamos en la sala, pero si suficientes para pasar una velada musical agradable en la que cuatro personas y músicos de gran valor nos sacaron más de una sonrisa y algún que otro movimiento de cadera al compás de su música.

Este viaje musical empezaba más o menos a las diez y media de la noche saliendo a escena cada uno ataviado con su instrumento musical. Unas atronadoras guitarras daban el pistoletazo de salida dejando caer la primera canción, “Campos de Marte”, tema que abre su último disco, a este le acompañaba “Huracán”

La cercanía con el público se palpo desde el primer momento, no dejando indiferente a nadie con su sentido del humor y su comparación de la sala “con un patio de cárcel”, frase que le sirvió para dar paso a “Las Cárceles” que fue coreada por el público animándonos cada vez más.

Entre canción y canción las bromas y los gin tonics corrían como  la pólvora, como las canciones, se pasaba el tiempo muy rápidamente, algo que ocurre cuando lo que ves y oyes te está gustando.

Sin quitar protagonismo a su último trabajo, “Mi amor, las mayorías”, “Levántate” y “Suerte y Relampago” no se quedaron en el tintero, con una interpretación visceral llena de esa actitud rock de la que alardea el grupo, sin llegar a ese climax que poco a poco se acercaba. En ocasiones las pinceladas del sintetizador en el trabajo de estudio no tienen su sitio en el directo, un mal menor que puede que más de uno eche de menos, pero que no juegan en su contra.

Avanzamos dinámicamente y siendo conscientes de las canciones que faltaban para el final,  el tiempo se para en “Nataciones”  con ellos dando saltos y mezclando el sonido de sus instrumentos entre si mientras toman unas amenazantes posiciones delante de la batería, algo que hizo enloquecer al público encendiendo una llama que no se apagaría con “Vendaval”, “Amable” y “Dame una pista”, que fue pedida expresamente por una guapísima chica del público, mostrando nuevamente esa actitud rock y esa talentosa perfección musical como grupo.

 

Se despidieron y nos hicimos los suecos sabiendo las que todavía quedaban, después de un par de minutos, arropados por los silbidos y aplausos de ese maravilloso público salieron nuevamente con las pilas recargadas y con una contundente batería  sonaron los primeros acordes de “Tírame a un volcán” completando este  viaje musical con  “El mundo se acaba”, final feliz para un concierto que duro algo más de una hora, tiempo que paso como un sueño, algo bueno ya que buscare la próxima fecha para asistir por segunda vez y poder contarlo nuevamente.