Lados

Magazine dedicado a la difusión de todo tipo de contenidos culturales; música, moda, arte y cine entendiendo cada una de estas disciplinas como una representación de las diferentes vías de expresión de la capacidad interior de múltiples personalidades

Thalia Zedek

La música, como quizás también el futbol o otras disciplinas, está llena de héroes anónimos. Tapados que han desarrollado una prolífica y genial trayectoria a espaldas de las páginas más doradas del éxito comercial. Nombres solo deletreados por unos cuantos. Seguidores que tratan a estos artistas semi-anónimos con devoción y con cariño desmesurado, por el mal trato de la caballería comercial. Thalia Zedek es, sin duda, uno de esos nombres.

Esta cantante y compositora norteamericana lleva desde los años 80 cimentando una carrera aclamada por la crítica y desconocida por gran parte del público. Considerada y valorada con el pedigrí suficiente para ser colocada al lado de otros nombres más laureados como los de Patti Smith, Kim Gordon o Kim Deal. Nada más y nada menos. Su música se vertebró durante sus inicios con bandas como Uzi y Live Skull, antes de formar Come junto a Chris Brokaw de Codeine. Éste fue el punto más álgido de su palmarés, hasta la disolución de la banda en 2001. Luego Zedeck tomó su propio nombre y empezó a fraguar su proyecto musical más personal liderando una nueva banda (Thalia Zedek’s Band), y que en 2008 publicó “Liars and Prayers” (Thrill Jockey). Un disco notable que ha sido el único consuelo sonoro hasta la llegada de “Via” (Thrill Jockey, 2013) y la confirmación de qué Thalia Zedek sigue en la brecha creativa. Alejada del foco mediático, pero igualmente intensa y aclamada por sus más fervientes seguidores.

Así pues casi cinco años de silencio. Tiempo en qué hemos conocido poco sobre las peripecias de la compositora de Washington D.C. Aprovechando nuestra entrevista con ella, la primera pregunta parece fácil. ¿Qué ha sucedido en todo este tiempo? Thalia Zedek nos responde: “Estuvimos rodando bastante con la banda con nuestro anterior disco entre 2008 y 2009, hasta que nuestro batería Daniel Coughlin, que llevaba mucho tiempo con nosotros, dejó la formación a principios de 2010. Entonces estuvimos algún tiempo buscando a fondo un nuevo batería. Finalmente hicimos un gran hallazgo con Dave Bryson de Son Volt. Él se trasladó desde Boston porqué su mujer había finalizado los estudios que estaba cursando, y su grupo no estaba tocando mucho, con lo que buscaba gente con la que poder tocar. Nos pusimos a trabajar rápidamente, aunque no habíamos tocado mucho de nuestro viejo material con él, así que nos dedicamos a improvisar y a escribir nuevas canciones. No queríamos hacer las cosas demasiado rápido, sin pensarlas. Por otra parte, mi padre falleció a finales de 2010, entonces tuve que cambiar mis prioridades y estar con la familia por una temporada. Yo seguía tocando al mismo tiempo, aunque sin estar haciendo actuaciones claro”.

Años de cambios y de cogerse las cosas con calma, en resumen. Una buena y honesta manera de encarar la composición musical, sin duda. ¿Pero por qué ahora? Como el vino que se oxigena y desprende sus taninos para abrazar el paladar, parece haber llegado el momento para este “Via”, el nuevo trabajo de Zedek y su banda. Y sobre el por qué ahora Thalia aclara que: "Con los chicos nos reuníamos una vez a la semana más o menos para tocar las canciones y crear nuevas composiciones. Llegamos a un punto en el que consideraba que teníamos suficiente material para poder grabar un disco, pero a la vez quería esperar, simplemente porqué tenía ganas de escribir una buena canción más. Luego, hacia mayo del año pasado, nuestro nuevo batería, Dave, nos anunció que habían ofrecido un trabajo a su mujer en Buenos Aires y que se irían para allí en julio. Entonces me pregunté qué pasaría con todas aquellas canciones que ya habíamos compuesto. Así que reservamos el estudio y nos pusimos a grabar las pistas básicas antes de verano, posteriormente, en septiembre, cuando nuestro productor tenía un hueco en la agenda, acabamos de terminar las voces y las mezclas. Podríamos haber sacado este nuevo disco seis meses antes pero yo no quería hacer las cosas apresuradamente. La marcha de nuestro baterista precipitó un poco las cosas. Con todo Thrill Jockey – sello que ha editado “Via”- hubiera podido publicar el LP hasta marzo, pero nos dejaron tiempo para buscar otra vez un nuevo encargado de tocar la batería. Finalmente ha sido Dave Norton, que había tocado con mi pianista Mel en la formación Victory at Sea. Es un tipo impresionante y ya hemos escrito algunas nuevas canciones con él.” 

Un silencio no forzado. Para Thalia Zedek y su banda han sido tiempos de creación sin estridencias, a fuego lento. Pero sin que ello no haya significado una falta de baches y traspiés en el camino. Vaivenes con denominación de origen en la carrera de la cantante norteamericana. Así, la llegada de Dave Norton a la batería esperemos comporte una tregua a los cíclicos cambios en esta formación, que desde 2008 transita en la creación de potentes composiciones indie-rock. Sobre las diferencias entre este proyecto y otros anteriores, como Live Skull o Come, Zedek cuenta que éstas son muchas.

“En aquellas bandas yo era la líder vocalista pero no necesariamente era la líder de la banda, porqué eran formaciones muy democráticas. Thalia Zedek’s Band es realmente mis canciones y mi banda. Soy muy afortunada de trabajar con tales grandes músicos y ellos están muy comprometidos en el trabajo de crear canciones a partir de los sonidos que corren por mi cabeza”,explica la propia Thalia. Una mujer portentosa y de genio innegable. Su anterior disco “Liars & prayers” (2008) ya dejó muestras de su capacidad para liderar una formación, y de sus cabales para pilotar un sonido específico dentro de los parámetros de la escuela rock norteamericana. Así mismo, “Via” nos llega como una obra con diferencias sonoras respeto a la anterior, aunque sin abandonar sus patrones más básicos. Al escuchar las canciones uno puede denotar aquella sensación de velocidad moderada en la creación que nos relataba Thalia anteriormente. Sobre las diferencias entre ambos discos, ella comenta que “el sonido que se puede encontrar en los dos álbumes es muy diferente. La paleta de sonoridades es mucho más amplia. Es menos oscuro y más espacioso. Quizás es un poco menos introspectivo y un poco más extrovertido o expresivo”.

Pasos medidos, proyecto de largo recorrido, nada de trucos efectistas sin valor añadido. Guitarras electrizantes, muchos pasajes densos y el peso de las letras. Una poderosa ecuación de tranquilidad y intensidad. Un conjunto de elementos polinómicos que vienen a dar un resultado lustroso, con picos de magnificencia materializados en cortes como “Lucky One” o “Walk Away”. A razón de la composición del disco, Zedek explica que “a las canciones se les ha de dejar hacer su propio camino, más que intentar forzarlas a qué todas ellas formen un mismo ambiente. A mi parecer todas las canciones de este disco son muy diferentes las unas de las otras. Por otra parte, sobre los temas de qué tratan las canciones, hay un poco de sensación de derrota en ellas. Pero el mensaje inherente es que a veces tienes que atravesar tiempos difíciles y complicados, pero siempre acabas triunfando y venciéndoles al final de todo.”

Ciertamente el peso del pasado y las dificultades cíclicas en las vidas mundanas son un cabo recurrente en el puerto desde el que ha zarpado este disco. En definitiva, aquella sensación de cierta penumbra y de tormento apegada a la carrera de Thalia Zedek. Una auténtica superviviente del circuito musical, que va sumando años y discos a espaldas de la comercialidad. De ella emana un aire de respeto y genialidad, no pasado por alto por la crítica, que la ha situado en un, seguramente merecido, pedestal.

“Me siento muy halagada por conocer que soy alguien aclamada por la crítica. Es muy bonito saber que algo a lo que dedicas mucho tiempo y esfuerzo a hacer es valorado por los otros”, sentencia Thalia Zedek para concluir esta entrevista. El reconocimiento, pues, vaya siempre por delante.

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Texto Oscar Villalibre.
Fotografía Lana Caplan
16-04-2013
Música